Entrevista a Hernando Aramburo Restrepo, autor de la obra A los ángeles de Gil.

¿Cómo comenzó tu andadura como escritor? ¿Quién o qué te inspiro a hacerlo?

Desde muy niño quedé atrapado por el encanto del teatro. Tuve la suerte de entrar en él motivado y apoyado por todas las personas que me rodeaban, gracias a eso tuve la fortuna de conocer ese mundo maravilloso que está permanentemente inventado, construyendo y entreteniendo.

Ya cuando estaba entrando en la adolescencia me lancé al mundo de la escritura, con una malísima letra y sobre todo con una pésima ortografía, y a pesar de la condena social que esos dos defectos generaban hasta en las mismas aulas de la escuela, pues con mucha creatividad y gusto logré escribir mi primera obra de teatro, la misma que pude montar y representar. Aún recuerdo que los compañeros que encarnaban sus personajes, cada uno de ellos tenía que copiar de su puño y letra sus líneas, extraídas de un cuaderno arrugado donde había escrito el texto dramático.  Desde entonces me he metido en el mundo de las letras, estudiando, aprendiendo, inventando, escarbando libros y sobre todo deleitándome de manera intensa contando historias y recreándolas, lo que me hace profundamente feliz.

Lo curioso es que este libro no es una pieza teatral, esta obra que conocerán hace parte de esas historias que queremos narrar pero se quedan patinando en un piso jabonoso hasta que un penoso hecho me obligó a darle forma y perfeccionarla para convertirla en una historia maravillosa que estoy seguro que los cautivará.

¿Por qué esta obra? ¿Qué te propones con ella?

Es una obra que significa mucho para mí. Recoge el lenguaje y las tradiciones de mis ancestros, las mismas costumbres y expresiones con las que me crié, a pesar de haber crecido muy lejos del terruño donde florecieron esos antepasados. Esta obra también es un reconocimiento a los viejos antioqueños que con hacha y machete alzaron un territorio extraordinario, pero sobre todo, es un homenaje a esos hombres y mujeres que forjaron una cultura invaluable con la que se construye el tejido social que amarra a su gente por encima de toda adversidad.

El propósito de este libro es mostrar al mundo en un lenguaje sencillo, parroquial, dos historias que recrean situaciones muy costumbristas pero con un encanto particular que dejará atrapados a sus lectores.

¿Qué recomendarías al lector antes de comenzar a navegar por las páginas de esta obra?

Bueno, siéntese cómodamente, prepárese un buen café y arranque sin predisposición alguna a leer un par de historias que lo van a atrapar con toda seguridad. No vale la pena ponerlo en contexto o guiarlo por un sendero desconocido para exponer argumentos, o dar explicaciones que no tienen sustento, simplemente relájese y disfrute.

¿Qué escritor o escritores te han inspirado más como lector y por qué?

El gusto por la lectura es uno solo. La atracción que genera ciertos autores va variando de acuerdo a cada época. Puedo decir que de niño tuve la fortuna de deleitarme de la literatura en voz de mis padres. Cada uno de ellos a su manera y estilo  me leían cosas bien diferentes, pero cada uno sabía que esos textos escogidos serian de todo mi agrado.

A los ángeles de Gil está inspirada,  un tanto por un autor que hizo parte de esa lecturas que mi madre me dedicaba en aquella época, con las obras completas de Rafael Arango Villegas, autor colombiano, de corte costumbrista. También le debo a Tomas Carrasquilla y su cuento A la diestra de dios padre otro tanto de inspiración para esta historia que les presento.

Puedo decir que el cuento de Carrasquilla es el vaso comunicante entre la prosa y la dramaturgia que me inyectaron la pasión por las letras y las tablas, este cuento fue llevado exitosamente al teatro y constituye una pieza emblemática de la dramaturgia  Colombiana. Sin embargo llevo dentro de mí el estilo de muchísimos autores que me han inspirado sensiblemente.

En el teatro le debo mucho a: Jairo Aníbal Niño, Federico Garcia Lorca, Bertolt Brecht, Arthur Miller, Mauricio Kartun, y muchísimos más;  pero también me conquistaron los policiacos: Agatha Christie, Dorothy Sayers, Graham Greene, Allan Poe y bueno, también los  novelista: Gracia Marques, Vargas Llosa, Juan Gabriel Vásquez, Isabel Allende, Héctor Abad, Piedad Bonnett, Maria Dueñas… y seguramente muchos más  autores que sacudieron las membranas del intelecto para poder construir un estilo propio, el estilo de Hernando Aramburo-Restrepo.

¿Cómo surgió la idea de escribir sobre ángeles guardianes?

Esto comienza como una situación anecdótica cotidiana que tiene que ver con mi hijo menor. Camilo era niño terriblemente inquieto y a veces nos dejaba a todos completamente vencidos del cansancio, sin que él diera muestra de debilidad.

En una ocasión en que mi esposa y yo agotados del trajín diario y al ver que el rorro no daba señales de desfallecimiento, por lo contrario parecía que su energía se recargaba intensamente, se presentó un debate frente a cuál de los dos padres recaía la responsabilidad de acompañar al chico hasta que cayera vencido, pero al no llegar a un consenso, mi esposa escuetamente sentenció:

—Pues dejemos entonces que sea el angelito de la guarda el que lo cuide. Yo ya no aguanto más, me voy a dormir en este instante —dispuso terminantemente.

—Ese angelito de la guarda —le respondí— ya hace rato que esta fuera de combate, yo no creo que exista un ángel de la guarda que sea capaz de llevarle el ritmo a ese niño —rezongué ya ofuscado, buscando darle a la discusión un argumento sólido.

La respuesta de mi esposa a esa tesis tan profunda explotó en una carcajada contagiosa que dio cierre al conflicto, lo que nos obligó a atender la situación juntos hasta que finalmente el chico entró en modo off. Ese evento fue la chispa de ignición de la historia; el argumento, los detalles, las situaciones, los personajes hacen parte de la imaginación que este tipo escenarios pueden recrear, pero la minucia, la voces de sus protagonista y los modales son aportados de manera sensacional por el personaje central de esta obra. Alfonso Gil

¿Qué nos puede aportar la lectura de A los ángeles de Gil?

A los ángeles de Gil, aunque es una obra fantástica salida de la imaginación, tiene dos mensajes trascendentales que son el peso dramático de la historia: el primero tiene que ver con la manera en cómo se deben enfrentar ciertas luchas.

No todas la guerras se libran a trompadas, no se ganan las contiendas por mucho armamento que se tenga, en algunas guerras lo que se necesita es creatividad, imaginación y serenidad para obtener la victoria, y si por casualidad el contrincante es el diablo, habrá que ponerle mucho ingenio de lo imaginado para vencer.

Lo segundo: siempre hay un ángel guardián velando porque todos los sueños se cumplan, trabajando arduamente para alcanzar estrellas, es esa vocecita taladrando todo el tiempo que le está diciendo… «hágale»… «hágale que ya va a llegar», sin embargo, a veces dejamos que en ese andar se atraviesen demonios que nos restringen.

La frustración, la desesperación, la negación por cumplir metas que solo alimentan el fracaso, son demonios que interrumpen la marcha y terminan desechando los sueños, y ahí, cuando esa negación se convierte en regla general, todo se transforma en un infierno. Cuando se cree con convicción, no hay obstáculo que detenga el propósito.

¿Qué te ha motivado a contar una historia sobre la negociación de la salvación de un alma?

Desde muy niño me he sentido atraído fuertemente por esas historias en donde los personajes surgen de estados imaginarios: espíritus, extraterrestres, dioses, demonios, ángeles, etc. que interactúan de manera natural como si hicieran parte de la vida misma. Muñecos que se trasforman en personajes, animales que participan del dialogo, todo eso ha estado presente en la mayoría de mis escritos.

Ahora bien, en el fondo esa lucha por ganarle la partida al demonio hace parte del imaginario infantil, como uno de los sueños a conseguir. El demonio es el ser más despiadado y maligno que pueda existir, ganarle la partida será la victoria más poderosa que el ser humano pueda alcanzar. Entonces, me entusiasma muchísimo encontrarme con historias en donde el vencedor resulta ser aquel individuo que supuestamente es el más débil.

¿Qué nos puedes contar de Alfonso Gil?

Alfonso Gil es un personaje real, estuvo presente en buena parte de mi vida, compañero inseparable de aventuras mineras.

La historia Saúl y la bruja misiá Antonieta que hace parte de este libro, esta recreada justamente en ese mundo misterioso de la minería y Alfonso era un maestro para darle a ese oficio el toque de encantamiento. Él era un hombre fantástico, almacenaba dentro de sí las más fascinantes historias llenas de mitos y leyendas, pero también descollaba inventado utensilios y maquinas, construyendo casas, tejiendo hamacas y chinchorros, maestro carpintero, era una especie de Da Vinci en un estado primario.

Tal como lo presenta el libro, era un hombre muy sencillo con una instrucción muy básica; podría decir que apenas pudo cursar sus estudios primarios, pero su inteligencia, creatividad y genialidad sobrepasaban lo imaginable. Puedo decir que era un genio. Las historias, sus andanzas y misterios, podrían ser parte de muchos libros, lamentablemente su temprana partida de este mundo me quitó, no solo la fortuna que significa tener un amigo, sino también la posibilidad de seguir creando nuevas historias salidas de una imaginación que nunca tuvo límites.

¿Qué método utilizas a la hora de escribir?

Lo primero y más importante, es que amo escribir. Lo segundo, trato de regirme por estructuras dramáticas que al final tienen las mismas características que cualquier texto novelesco. Defino el argumento, trato de colocar unos personajes principales, delimito el conflicto o los conflictos y desarrollo el tema. Pero sé que a medida que voy avanzando, se atraviesa un diablillo chocarrero que me tuerce un tanto el rumbo y me va llevando por caminos inexplorados y misteriosos, que terminan dándole al texto un toque bien particular, que de alguna forma le imprime un sello distintivo de mi estilo.

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