Entrevista a Luciano Marolo, autor de Vivencias tempestuosas
¿Cuándo empezaste a escribir? ¿Quién o qué te inspiró a hacerlo?
Cuando acabé de cumplir los seis años, escribí en mi lengua materna (el francés) una historieta plagada de faltas de ortografía. Contaba las aventuras de mis mascotas, un gatito y un conejillo de Indias, que me abandonaron para ir a recorrer el mundo.
Me inspiré de los consejos que me daba mi padre, quien era un buen cuentista, aunque él no escribía nada.
Empecé a escribir en serio a los cuarenta años cuando, después de haberme jubilado, entré a formar parte de la Sociedad Micológica de Francia, donde quien no publica con regularidad algunos artículos en la revista de la sociedad o en los periódicos queda marginado…
¿Por qué esta obra? ¿Qué te propones con ella?
Porque escribirla me permitía no aburrirme cuando no estaba caminando o escalando por el monte.
Lo que me proponía era revivir mis recuerdos más notables y plasmarlos en papel para que ellos pervivan cuando yo tenga que morirme.
¿Qué se va a encontrar el lector en esta obra?
Un poco de todo. Bueno, de casi todo. Y algo más, pero esto el lector tendrá que descubrirlo él mismo, porque no se lo puedo resumir aquí…
¿Qué recomendarías al lector antes de comenzar a navegar por las páginas de esta obra.
Que eche primero un vistazo a la última (341, Remate).
¿Qué nos puede aportar la lectura de Vivencias Tempestuosas?
Evasión, tanto en el tiempo como en el espacio… Y también un medio no demasiado desagradable de apartar la vista del ordenador y de la televisión.
¿Qué escritor o escritores te han inspirado más como lector y por qué?
Desde que aprendí a leer, hace unos ochenta y cinco años, se me han pasado por las manos, y también delante de los ojos, muchísimos libros, títulos y nombres de autores. No creo que de las obras que me gustaron más, como las de Víctor Hugo o de los Dumas (padre e hijo), se pueda encontrar alguna muy diluida huella en mi forma de escribir en castellano… Lo mismo se puede decir de los clásicos españoles, como El buscón de Quevedo, El lazarillo de Tormes de autor desconocido e, inevitablemente, El Quijote de Cervantes.
En este libro nos hablas de tus propios recuerdos, ¿cómo surgió la necesidad de compartirlos?
Es que compartirlos y difundirlos es la única manera de impedir que desaparezcan sin remedio cuando yo no esté más aquí para recordarlos.
¿Qué nos contarías de esos golpes de suerte que cuentas te ha ofrecido el destino?
La verdad es que el destino no me hizo ningún regalo. Fue más bien como jugar a cara y cruz: yo podía matarme (o ser matado) o no. Pero no cabe la menor duda de que la casualidad, y a menudo también las circunstancias, estuvieron siempre de mi lado.
¿Qué método utilizas a la hora de escribir?
Primero, redacto un borrador, a mano, según un plan preestablecido. Luego lo paso al ordenador, y cuando tengo quince o veinte páginas escritas, las imprimo. Así veo mejor lo que debe ser corregido o cambiado.
Valora cómo ha sido tu experiencia con Calíope Editorial.
Positiva, por supuesto… Hasta ahora no he sido maltratado y, lo que es más relevante, mi texto tampoco. Incluso el adjetivo de mi cosecha “polianecdótico”, que no aparece (hasta ahora) en los diccionarios, no ha sido expulsado del lugar que yo le asigné en la cubierta del libro.
120 buenas razones para dudar es otra de las obras de Luciano publicada por Editorial Calíope.
Consulta nuestro catálogo de publicaciones.